miércoles, 26 de diciembre de 2018

Estudio del Despoblado y del Castillo de Castilnovo. Turleque (Toledo).

Historia. El topónimo de Castilnovo se corresponde en la actualidad con un solar despoblado, localizado en la rivera occidental del pantano de Finisterre a unos tres kilómetros río arriba –se trata del río Algodor concretamente-- de la presa que lo embalsa, dentro del término municipal de Turleque.
 
Lugar más bien montuoso al estar encajado entre la Sierra de la Rabera al Oeste y la más llana Sierra de la Olla al Este, el porcentaje de tierras cultivables se reduce a las pequeñas llanuras y colinas que conforman el vallecillo abierto por el río Algodor a su paso por este paraje. Hoy en día sin cultivo, la explotación de Castilnovo en tiempos recientes debió acometerse desde la llamada Casa de Castilnovo, la cual aparece con tal nombre en el mapa americano de 1956, estando hoy en avanzado estado de ruina.

Foto 1.- Vista general del emplazamiento del antiguo Castillo de Castilnovo.

sábado, 24 de noviembre de 2018

El castillo de Moclín. Un guardián para Granada.

El castillo granadino de Moclín, obra nazarí de primer orden, es mencionado en buena parte de las crónicas bajomedievales con los arrogantes apelativos de “Escudo de Granada” y “Llave del Reino”.

La verdad es que un simple vistazo a su emplazamiento geográfico sirve para hacerse una correcta idea de los contundentes argumentos que subyacen tras semejantes epítetos, pocas veces repetidos en los textos contemporáneos con tamaño grado de rotundidad. En efecto, el castillo de Moclín, a cuyos pies se extiende la hermosa villa de este nombre, puede presumir de estar en el lugar perfecto para guardar el valle del río del Velillos, afluente del Genil, que en su devenir hacia el sur comunica las sierras subbéticas agrupadas en la moderna denominación de montes orientales de Granada con el surco intrabético y sus tierras llanas. Allá en los tiempos de la baja Edad Media, presididos por el inacabable aunque intermitente conflicto entre Castilla y Granada, esto tenía una traducción meridianamente clara: todo ejército procedente del norte que intentara aprovechar el valle del Velillos para caer sobre la vega granadina debía consultarlo primero con el hisn al-Muqlin y sus recios murallones de piedra. Desde luego sin dominar Moclín no se podía acceder a la Vega –al menos no por esa vía, la más eficaz con diferencia desde el sur de Jaén-, lo que suponía no poder dejar a la populosa Granada sin el sustento que aquélla le proporcionaba gracias a la aquilatada feracidad de sus campos. Toda esperanza, pues, de sojuzgar a la capital nazarí pasaba forzosamente por expugnar Moclín, certeza ésta que llevara al emirato a fortificar generosamente tan crucial posición, con toda justicia considerada “Escudo de Granada”.

Foto 1.- La villa de Moclín con su impresionante castillo bastante bien conservado. 

sábado, 27 de octubre de 2018

Descubriendo Asia Menor II. Día 8, 1ª Parte. Euromos.

Salimos de Milas en dirección oeste. El sol de la mañana luce alegre sobre nuestro pequeño opel alquilado. La carretera, bien conservada y mantenida, avanza pegada a las primeras estribaciones de una sierra cubierta de árboles. A nuestra izquierda se extiende un valle no muy ancho parcelado en cultivos de varias clases. No llevamos mucho tiempo conduciendo cuando a lo lejos divisamos una airosa columnata de inconfundible factura clásica que rápidamente identificamos como perteneciente al gran templo de Zeus Lepsinos. “Es ahí” comentamos: las ruinas de la antigua ciudad de Euromos, nuestro primer objetivo del día, acaban de ser localizadas. Sólo queda estacionar el auto, pagar al guarda la minuta de entrada (5 liras turcas por persona) y comenzar a explorarlas. Pero antes vamos a conocer, como de costumbre, un poco su historia…

Fotos 1.- Vista general de la gran tumba localizada en la necrópolis meridional de Euromos.

sábado, 29 de septiembre de 2018

ALBA, LUNA y GORDÓN. Tres castillos para una Reconquista.

Para visitarlos debemos poner rumbo a la montaña leonesa, cerca ya de los rocosos pasos de montaña que comunican la meseta con Asturias y dirigirnos respectivamente a las pequeñas localidades de Llanos de Alba, Barrios de Luna y la Puebla de Gordón, las tres, como muchas otras de la comarca, apellidadas con el nombre de las fortalezas que un día remoto las protegieran. 

Vista de la cima del Monte del Castillo, solar del mítico castillo de Alba. Magnífica recompensa para una dura subida.

miércoles, 29 de agosto de 2018

Descubriendo Asia Menor II. Día 7, 2ª Parte. Labraunda.

13 kilómetros al norte de Milas, en un recóndito paraje de las montañas cercanas, se alzan las ruinas del santuario de Labraunda, que fuera centro de máxima devoción para carios y licios. Es un lugar de gran hermosura no sólo por la belleza intrínseca de los restos antiguos, que no es poca, sino por su magnífico paisaje, resumible en un inmenso bosque de pinos desafiando la gravedad allá en sus enriscados lechos de roca y arena. He aquí el objetivo trazado para la tarde de nuestro séptimo día de viaje por Asia Menor.


Foto 1 (arriba).- Detalle de la fábrica de sillería empleada en todas las estructuras de época hecatómnida existentes en el santuario de Labraunda. Foto 2 (abajo).- Muro de contención del primer aterrazamiento.

sábado, 7 de julio de 2018

LA FORTALEZA DE GORMAZ. Mil años guardando una frontera.

La fortaleza de Gormaz es uno de los mejores ejemplos de arquitectura defensiva andalusí que se conservan. Para visitarla debemos desplazarnos hasta la pequeña localidad de Gormaz, en los confines occidentales de la provincia de Soria, a diez kilómetros escasos del Burgo de Osma, cabeza administrativa de la comarca. Desde luego el lugar no tiene pérdida ya que la enorme fortaleza es visible desde muchos kilómetros a la redonda; algo natural habida cuenta su emplazamiento en la cumbre de un solitario cerro testigo, erguido a gran altura sobre la llanura soriana, a la que vigila y controla desde hace tanto tiempo.

Vista general de la fortaleza califal de Gormaz contemplada desde el norte.

sábado, 9 de junio de 2018

Descubriendo Asia Menor II. Día 7, 1ª Parte. Estratonicea.

Como viene siendo habitual en este viaje amanece soleado y sin frío, invitando al amante de la historia clásica a subirse al auto y partir en busca de algún lugar antiguo, pleno de aroma y sabor a siglos, que aspirar y degustar.



Figura 5 (arriba).- Croquis del complejo gimnástico-termal de Estratonices. Foto 1 (centro).- Vista general de dicho complejo. Foto 2 (abajo).- Exquisito paramento de sillería marmórea empleado en la construcción del complejo. 

Hoy nos toca adentrarnos un poco más en el corazón de Caria. 30 kilómetros al este de Milas, concretamente, allá donde se alzan las ruinas de Estratonicea, confundidas en el entramado urbano de su heredera, la localidad turca de Eskihisar. La carretera es muy cómoda y moderna, una autovía con amplios carriles y escasa pendiente a pesar de discurrir por un área montuosa, cubierta de bosques de pinos. No tardamos por tanto más que una veintena de minutos en llegar al yacimiento y estacionar el coche en sus inmediaciones. Conozcamos la historia del lugar antes de seguir adelante…

sábado, 26 de mayo de 2018

Al-Ándalus bereber. La línea fortificada del Tajo en la comarca de la Jara.

La comarca de la Jara, situada a caballo entre las provincias de Toledo y Cáceres, es un claro ejemplo de región poco estudiada amen de desconocida por el gran público, pero que sin embargo posee un patrimonio histórico tan rico como original.

Su principal jalón geográfico es el río Tajo, obstáculo natural que delimita la frontera septentrional de la comarca, habiendo constituido en la práctica un factor determinante en su desarrollo histórico. El resto de sus límites resultan menos evidentes, pudiéndose citar los valles de los ríos Guadarranque y Gualija por el oeste y el sur, la línea entre Toledo y Ciudad Real al sureste y los términos municipales de las localidades toledanas de Malpica y San Martín de Pusa hacia levante. Así mismo se debe destacar la presencia de una larga cadena de sierras erigidas a modo de cierre de la comarca por el sur.

Foto 1.- La dehesa, ecosistema habitual de la comarca de la Jara.

domingo, 13 de mayo de 2018

Descubriendo Asia Menor II. Día 6, 2ª Parte. Alinda.

Nuestro siguiente destino es la localidad de Karpuzlu, veinte kilómetros al oeste de Alabanda, esto es bastante cerca. El trayecto resulta, no obstante, un poco accidentado toda vez que buena parte del terreno entre ambos lugares es abrupto y la carretera estrecha. Pero bueno, el caso es que media hora después nos encontramos aparcando el coche en una pequeña plazoleta en el centro urbano de un pueblo humilde, poco desarrollado, al cual desde luego todavía no ha llegado la relativa modernidad que se observa en la costa turca del Egeo.


Foto 1 (arriba).- Terraza sostenida con paramento de sillería de época helenística. Foto 2 (abajo).- Vista general del Mercado de Alinda.

Karpuzlu es la heredera de una antigua ciudad caria llamada Alinda. Sus ruinas se localizan en la cumbre de la colina que se alza a poniente del pueblo. De hecho las casas modernas llegan casi hasta las primeras estructuras antiguas. Aunque Alinda nunca ha sido excavada (su necrópolis sí que ha recibido alguna intervención arqueológica) lo cierto es que sus vestigios están bastante bien conservados, mereciendo el calificativo de monumentales en algunos puntos. Nos apetece, pues, visitarlos, de manera que, tras aprovisionarnos de agua en una pequeña tienda, tiramos por la primera calle que parece encaminarse hacia arriba. No es del todo sencillo orientarse en el laberinto de callejas, flanqueadas por casas de dos ó tres pisos, algunas en ruinas. Que la dirección es correcta salta a la vista pues no es rara la presencia de elementos clásicos reutilizados en las paredes de dichas casas, mas al final decidimos preguntar a un chico joven, con la buena suerte de que sabe algo de inglés y nos proporciona información precisa y útil. Poco después divisamos los primeros paredones grecorromanos y unos cuantos minutos más tarde estamos bajo su sombra. Es hora, pues, de conocer la historia de Alinda antes de seguir avanzando.

miércoles, 18 de abril de 2018

Descubriendo Asia Menor II. Día 6, 1ª Parte. Alabanda.

Dejamos Aydin a primera hora de la mañana de un nuevo día soleado. La carretera transcurre hacia el sur, adentrándose en el interior de Caria. El paisaje a los lados es más o menos llano, algo amarillento a causa de la sequía que, al parecer, está aquejando a esta región de Turquía desde comienzos de año. A la altura de la localidad de Çine aparece un cartel que nos desvía hacia el oeste. Enseguida rodamos por la carretera que conduce a Doğanyurt (también llamada Araphisar): una pequeña aldea heredera de la que en otros tiempos fuera rica y famosa ciudad de Alabanda, cabecera de convento romano y diócesis episcopal durante el dominio bizantino. 7 kilómetros después atisbamos en la lejanía las primeras evidencias de yacimiento clásico (restos de paredones argamasados con mortero romano). La visita está a punto de comenzar de manera que vamos a repasar un poco la historia de Alabanda antes de poner el pie en tierra y echar a andar…

Foto 1.- Necrópolis oriental de Alabanda. Marcas de sepulcros.

Aunque se han realizado algunas excavaciones en el yacimiento, lo cierto es que la historia de Alabanda no se conoce demasiado bien debido a la sorprendente escasez de inscripciones localizadas. Ya en 1841, Charles Fellows, el primer explorador occidental del yacimiento, destacó esta pobreza epigráfica la cual, lamentablemente, ha sido confirmada por las sucesivas intervenciones arqueológicas. Debemos, pues, apoyarnos en la información proporcionada por las fuentes escritas completementada con la obtenida del análisis de los edificios exhumados, el material mueble relacionado con éstos (cerámica, monedas, etc) y, por supuesto, los diferentes registros estratigráficos.

domingo, 25 de marzo de 2018

Descubriendo Asia Menor II. Día 5,2ª Parte. Tralles.

Conducimos durante algo más de media hora por el interior de Jonia hasta cruzar el límite de provincia moderna (Aydin) y el de región antigua: a partir de un cierto punto ya estamos en Caria. Aydin, la capital provincial, una floreciente ciudad de 200.000 habitantes, es nuestro siguiente destino. Concretamente queremos visitar las ruinas de su antepasada: la otrora célebre ciudad de Trales (Tralles en latin, Tralleis en griego).

Foto 1.- Vista general del complejo gimnástico-termal de la antigua Trales.

Aunque tenemos cierta idea de donde se encuentran las ruinas (en la cima de una alta escarpadura al pie de la cual se alzan los edificios de la actual Aydin) y aún llevamos un mapa básico lo cierto es que nos tiramos un buen rato yendo de un lado para otro de la ciudad sin acertar a dar con la senda que conduce al yacimiento. Y eso que divisamos algunos vestigios de la ciudad antigua en lo alto, pero del camino que hasta ellos conduce nada de nada. Probamos a dirigirnos monte arriba con la esperanza de dar con alguna indicación, mas lo único que conseguimos es presentarnos, por error, en el control de acceso a un cuartel del ejército turco, lo que no dejaba de tener su emoción. En honor a la verdad nos trataron bastante bien y, a pesar de las dificultades idiomáticas, nos proporcionaron algunas referencias acerca de la manera de llegar al yacimiento. Lamentablemente no nos fueron de utilidad así que otra vez de vuelta a la ciudad, un montón de paseos más, algún que otro “engaño” por parte del GPS (nos lleva a un jardín de infancia llamado “Tralleis”) y, por fin, casi a la desesperada pues la tarde avanzaba ya peligrosamente y nos quedábamos sin luz, tomamos una carretera algo cutre que conduce al sector noroccidental de la ciudad. Ahí la suerte nos sonríe de una buena vez en forma de cartel indicativo. Desde ese punto ya no resulta difícil llegar al solar de la antigua Trales. Estar atentos al resto de señales indicativas y poco más. La carretera serpentea monte arriba, bordeando los terrenos militares que ocupan la cumbre del monte, hasta llegar a la valla metálica que delimita el yacimiento. Ahí aparcamos y nos disponemos a explorar la ciudad de Trales. Pero antes, cómo solemos hacer en este blog, vamos a conocer un poco su historia.

sábado, 24 de febrero de 2018

Descubriendo Asia Menor II. Día 5,1ª Parte. Magnesia ad Maeandrum.

Dejamos Kusadasi, en la costa del Egeo, a primera hora de la mañana de un día soleado e incluso cálido para finales de otoño. La carretera avanza hacia levante, internándose por la retaguardia de Jonia, camino de la frontera con la vasta región de Lidia. Conducimos durante tres cuartos de hora. El interior de Jonia es montuoso, las sierras pobladas de pinos se suceden; el paisaje no está demasiado bien preservado y la sequedad del año tampoco contribuye precisamente a embellecerlo, mas con todo resulta agradable de contemplar. Por fin, en un punto de la vía que une las localidades de Söke y Ortaklar, muy cerca ya de esta última, al pie de la serranía antaño conocida como el monte Tórax, divisamos en lontananza unos imponentes paredones con evidente aire de fortificación antigua. Son los restos de la muralla bizantina de la antigua Magnesia del Meandro, nuestra primera visita de hoy. Es por ello que aparcamos a un lado de la entrada al yacimiento y, tras cumplimentar al guarda de la puerta, penetramos en el interior del recinto vallado. Conozcamos un poco la historia de esta ciudad antes de descubrir sus misterios…


Foto 1 (arriba).- Templo de Artemisa Leucofriene. Último escalón del estilóbato, peristilo y cella al fondo. Foto 2 (abajo).- Esquina enlosada del peristilo muy bien conservada.

Los orígenes de Magnesia del Meandro (Magnesia ad Maeandrum en latín) se encuentran ocultos tras la bruma de la leyenda. Conocemos bien el mito de su fundación gracias a cierta inscripción localizada en el año 1892 dentro del recinto del ágora de Magnesia. Al parecer los primeros colonos procedían de Tesalia, en la Grecia continental, de donde partieran en época remota siguiendo las indicaciones de una profecía dictada por Apolo. Tras recalar en Creta, donde permanecieron por espacio de 80 años, Apolo volvió a facilitarles su ayuda, guiándoles hasta este rincón de Jonia, junto a la copiosa corriente del río Meandro, entonces llamado Manthios. Comandados por un notable guerrero llamado Leukipos, los recién llegados entraron en contacto con Mandrolytos, soberano de una ciudad nombrada Mandrolytia en su honor. Este Mandrolytos tenía una hija llamada Leucofriene, la cual quedó tan prendada de Leukipos que no dudó en traicionar a su propio pueblo, abriendo las puertas de la ciudad a fin de que los tesalios pudieran apoderarse de ella. Así sucedió, en efecto, y tal fue la matanza causada por Leukipos y sus hombres entre los habitantes de Mandrolytia que Leucopriene, presa de los remordimientos, se suicidó. Los victoriosos tesalios decidieron asentarse en la recién conquistada ciudad, cuyo nombre mudarían por Magnesia. Hasta aquí el mito fundacional. 

sábado, 27 de enero de 2018

Descubriendo Asia Menor II. Día 4. Metrópolis.

Nuestro destino de hoy se encuentra en las inmediaciones de la pequeña ciudad de Yeniköy, 54 kilómetros al norte de nuestro alojamiento en la costera Kusadasi. Nos estamos refiriendo a la antigua ciudad de Metrópolis, situada en pleno corazón de Jonia: una pequeña joya de la Antigüedad muy poco conocida fuera del ámbito local. Llegar al yacimiento no es demasiado complicado pues está señalizado aunque en ocasiones hay que agradecer la ayuda del GPS a la hora de orientarse en Yeniköy, ciudad que por tener una vía ferroviaria atravesándola no es muy intuitiva de recorrer. Una vez allí la visita es muy fácil de acometer pues se trata de un yacimiento puesto en valor, con su aparcamiento, señalización interna, senderos en buen estado, etc.



Fotos 1, 1bis y 1tris.- Vistas generales del Teatro de Metrópolis.

La palabra Metrópolis significa “Ciudad de la Diosa Madre”. En efecto, Cibeles, la suprema deidad femenina del mundo griego, fue especialmente venerada en esta ciudad como también lo fue Ares, el dios de la guerra, al cual se le encomendara la protección de aquélla frente a las agresiones externas.